Santo Domingo.- Tras el dramático encuentro con el feroz pitbull, Joaquín Alcántara, un hombre de 65 años que lucha contra el cáncer de próstata, se enfrentó a una doble batalla por su vida. Las secuelas físicas y emocionales de este ataque han dejado una marca indeleble en su vida.

El suceso ocurrió en el tranquilo sector Ensanche La Paz del Distrito Nacional. En medio de este barrio pintoresco, la paz se vio interrumpida por el ataque de un perro pitbull, que se lanzó sin piedad sobre Joaquín cuando este cruzó   frente a la vivienda donde se encontraba el canino. La agresividad del animal fue tal que Joaquín recibió múltiples mordeduras en el rostro, brazos y otras partes de su cuerpo, quedando inconsciente en el proceso.

Los vecinos, atónitos y preocupados, presenciaron el trágico momento desde sus balcones y capturaron las imágenes en vídeo, dejando constancia de la violencia del ataque. Algunos intentaron ayudar, pero el pitbull era incontrolable.

Tras ser llevado de urgencia al hospital, Joaquín sobrevivió milagrosamente a sus heridas, pero las consecuencias del ataque han sido devastadoras. El cáncer de próstata que ya enfrentaba le había debilitado físicamente, y las heridas adicionales del ataque solo aumentaron su fragilidad. A pesar de ello, su determinación y espíritu de lucha se mantienen intactos.

Con lágrimas en los ojos, Joaquín nos recibió en su hogar, marcado ahora por el miedo y la incertidumbre. Vive solo y ha sido residente de Ensanche La Paz durante más de cuatro décadas. Pero esta no es la primera vez que se enfrenta a una situación así. Nos relató cómo en el pasado, ya había tenido encontronazos con el mismo perro, y cómo los dueños del animal apenas se mostraron dispuestos a entablar un diálogo para solucionar el problema.

A pesar del dolor físico y la desesperación emocional, Joaquín mantiene una actitud resiliente. Su mirada denota una fortaleza interior que parece inquebrantable. Asegura que desea que los dueños del pitbull se responsabilicen por los gastos médicos y el trauma que ha experimentado.

La comunidad en el Ensanche La Paz también ha quedado profundamente afectada por este incidente. Los vecinos ahora evitan pasar frente a la casa donde habita el perro agresivo, sintiendo un temor comprensible y una creciente inquietud por su seguridad.

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